EL GRAN TESORO QUE SE ENCUENTRA AQUÍ ES LA VIDA COMUNITARIA
En la huerta
Actualmente ocho hermanas formamos esta comunidad perteneciente
a la Orden de Predicadores.
La vida contemplativa dominicana se traduce en una vida sencilla y sincera
en el propio corazón, y en el desafío y consuelo de la vida común.
Nuestra espiritualidad se cimienta sobre la Palabra de Dios: escuchar la Palabra,
contemplar la Palabra y predicar la Palabra.
La comunidad es el lugar donde nace y vive la Palabra. A la vez, ejercitándonos
en el silencio interior y exterior, en la soledad habitada, en el cara a cara con
Dios se resume el mensaje del evangelio: Dios lo único necesario y... amarás
a tu prójimo como a ti mismo.
¿CÓMO ES ESO DE SER MONJAS Y A LA VEZ PREDICADORAS?
Las monjas fueron el primer signo de la misión que Santo Domingo quería
dar a la Orden Dominicana. Sabía que quien ha recibido la gracia de silenciarse
en lo profundo de su ser para dejar que el espíritu clame y hable, a la vez
que alaba al Señor, evangeliza con la sencillez de la oración.
Establecía sus "casas de predicación" en la ciudad porque
"la luz es para compartirla". Convencido de la necesidad y del poder de
la oración, confió a las monjas el objetivo de evangelizar desde sus
monasterios. Las exhortaba a una vida santa llevando un estilo de vida distinto
al que la gente de aquella época estaba acostumbrada a ver en la Iglesia,
dando así un fuerte testimonio del seguimiento de Cristo y les enseñaba
a hablar a Dios de los hombres para que ellas pudiesen hablar a los hombres de Dios.
Las invitaba a ser Luz del mundo y Sal de la tierra. No solo rezar, sino también
que nuestros monasterios sean corazones acogedores de los sufrimientos y alegrías de aquellos
que atraviesan sus puertas.
En el coro
La Cueva de Segovia configuró la personalidad de Domingo, incluso su concepción
de la Orden. Santo Domingo, según las crónicas no es el predicador
de los grandes sermones sino el de los encuentros personales. Nuestro convento quiere
continuar esto: ¡Qué nuestra vida exprese que está vivo el evangelio!
Diríamos que lo que hace útil nuestra vida no es la materialidad de
los servicios que ofrecemos, sino esa voluntad de Dios de hacernos suyos para bien
de los demás.
Jesús decía que los suyos eran como levadura en la masa: en medio
de una sociedad expectante nos unimos a cuantos por caminos diversos embargan su
vida en el empeño de un mundo mejor. Lo hacemos ofreciendo presencia, fe,
esperanza y acogida.
CANTOS DE LA LITURGIA
Las monjas no solo interpretan música, su propia vida se convierte en música
en el seno de la sinfonía universal.
Como “Iglesia en oración”, las celebraciones litúrgicas
a lo largo del año son el centro y el corazón de nuestra vida, principio
de unidad, la fuente y modo de nuestra predicación y momento
en el que contemplamos el misterio gozoso de la salvación.